Retratos robot de farola incandescente

En noches como ésta, en las que me encuentro solo, me da por dibujar. Son noches frías y oscuras en las que vuelvo a casa, más veces solo que acompañado, lamiéndome las heridas por dentro y apretando los puños para asustar al miedo y a los escalofríos que recorren mi médula espinal. Noches tranquilas, silenciosas, en las que no se escucha lo más mínimo y sólo el bombeo de la sangre por mis venas rompe esa monotonía electizante. Es en esas noches cuando llego a casa y me desnudo, me pierdo entre las sábanas muy hondo, para que no me encuentre nadie, y tomo una vieja libreta y un lápiz.



Dibujo sombras, siluetas, esculturas que en algún lado de mi mente parecen surgir de la nada. En una de esas noches fue cuando pinté, sin apenas darme cuenta, un retrato robot. Uno de esos que utilizan los policías para identificar a los sospechosos. Fui añadiendo, uno a uno, todos los detalles de esa persona, de esa mujer, que desde mi punto de vista es lo más parecido a un ente perfecto. Deslicé entonces el grafito de mi lápiz amarillo y negro para crear un contorno, una silueta. Piernas largas, pero no demasiado, caderas anchas, hombros ligeramente separados, pechos turgentes pero no grandes en exceso, pies pequeños y delicados. Creé en la cara de aquello que dibujaba unos ojos verdes expresivos, enormes e inteligentes; esos ojos que conectan conmigo y que no necesitan de una boca para que me digan lo que sienten. Hice una boca, a pesar de todo, con unos labios carnosos, no muy rojos, y unos dientes blancos pero con personalidad. Una nariz pequeña, graciosa, como de niña pequeña, algo levantada por la punta, como la babucha de un mercader tunecino. Terminé con unas mejillas coloradas por el pudor de mirar a un dibujante sin ropa, y dejé caer el cuaderno al suelo frío, frío como la calle que hace unos minutos recorría yo mismo, con los hombros encogidos y la mirada al frente.



Miré desde lo alto de la cama al dibujo que acababa de terminar y solo te vi a ti. Mis ojos se enjuagaron con una lágrima grande, que me obligó a hacer un puchero, como un niño de tres años. Lloraba porque eres tú la que siempre estás dentro de mí, y sólo te puedo sacar dibujándote, intentando dibujar a mi mujer ideal y apareciendo simplemente tú, con tu sonrisa pícara y tus ojos brillantes. Tú me dejaste así, adormilado por tus formas, por tus contornos, y por tu aliento. Te estableciste como mi canon de belleza más interno. No me gusta lo que a todos gusta, me gustas tú. Si alguna mujer parece caerme en gracia, no nos engañemos, es simplemente porque se parece a ti. Y es que si alguna vez creí querer a alguien, ese alguien fuiste tú, y esa tontería es algo que lamento cada noche como la de hoy, llorando como un crío, con ese cuaderno arrugado tirado por el suelo.

Me doy cuenta de que cuanto más cerca estoy de ti, peor lo paso. No puedo estar a tu lado sabiendo que lo nuestro no va a ninguna parte, si es que existe algo "nuestro", sabiendo que cada segundo que pasa te pierdo más aunque te tenga tomada del brazo. Autocastigo como norma, mientras lloro bajito, en silencio, para que nadie me escuche, desgarrándome despacio alumbrado por esa luz de farola en la oscuridad, ojo de gato color miel entre las sombras, cabizbajo y encogido por el frío. Debería tirar este maldito cuaderno que tantos recuerdos me trae y comenzar con otro nuevo. Debería desprenderme de ti, de tu imagen, para poder empezar de cero. El problema es que no quiero hacerlo, no puedo dejar todo atrás sin más. El problema es que soy un imbécil llorica que no puede hacer más que lamentarse por lo que no fue y no atreverse a tomar cartas en el asunto. El problema es que estoy aquí, llorando y dibujando a las 3.30 de la mañana.

This entry was posted on viernes, 9 de abril de 2010 and is filed under ,,,,,,. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

One Response to “Retratos robot de farola incandescente”

  1. ...Joder. Solo eso, un joder bien grande, separado y con mayúsculas, así: JO-DER.

    Cada vez amo más cómo escribes.

    ResponderEliminar

Alegrame un rato. Puedes hacerlo escribiendo una chorrada aquí: