Imagino que es esto lo que se siente cuando se acaba algo –se
decía Yoko Ono mientras subía al último piso por la escalinata.
Menuda mierda. Tanto gritar en el MoMA, tanto reivindicar el
arte más puro y que todo se acabe así, de repente, en el lavabo. Ni siquiera en
la ducha, como una buena estrella del pop. Pegándome contra el lavamanos en la
frente. Manda narices.
Y realmente esto no es tanto. Se acaba y empieza otra cosa.
Digo yo. Pero es que tampoco lo sé. Desde esta altura las cosas se ven muy
bien. La terraza con forma de triángulo me deja saborear el amanecer y es todo onírico. Las cosas que
han pasado aquí debajo nadie las sabe. Mujeres y hombres que se cruzan haciendo
de sus vidas algo más interesante. A mí tuvieron que venir a cimentarme. Para
luego llegar yo disolver cosas por amor al arte.
Querido Ché:
ResponderEliminarLos visitantes asiduos a tu rinconcito de literatura y verborrea encantadora echamos de menos nuevas aventuras, relatos y reflexiones, de esas que te hacen sonreír aunque sólo sea ligeramente cuando por desgracia se termina la última frase. ¿Para cuándo la siguiente?
Espero con ansias (desde hace ya demasiado)...
Querida/o anónima/o,
ResponderEliminarHe vuelto a las andadas tras una borrachera de equis y cetas. A ti, quien carajo quiera que seas, te dedico lo siguiente que llega.