Como algo que te quema por dentro las vísceras. Como un yerro de marcar ganado.

Tener por dentro flemas que no te atreves a escupir. Poco hay que duela más que eso.
A ti te da miedo hablar conmigo. A mi me da miedo enfrentarme con tus ojos.









Anoche llegaron a mis oídos cosas de vos. Me contaron que te vieron con traje de fiesta, que ibas vestida como un pendón. La dama de todos y de nadie, la femme fatale con la que muchos soñaron. Beber, salir, el rollo de siempre. Parece mentira que te hayas convertido en algo así; con lo que tú eras...


Lo pude asimilar. Es normal, ahora tienes una parcela más de la libertad que recortaban en el pueblo. Es normal, ahora eres joven, desenfrenada y vives en una capital de provincia.

Anoche, en esas calles que tanto pisé y que espero seguir pisando, me contaron cosas de vos que me extrañaron más que lo que antes me habían contado. Anoche me dijeron que por todos era conocido que la chica fatídica tenía a alguien metido entre las sienes. Un cateto que se fue a la capital, según me dijeron anoche. Uno más que amontonar del que se olvidará al despertarse con otro, según pensaron muchos.

Tú tienes sentimientos guardados que no te atreves a contarme. Yo tengo el resquemor de aquella noche, la llaga profunda que dejaron los pocos besos que me diste sobre la piel.




Ganas de hablar y poco más que decir. Uno más que se dedica a pensar en una femme fatale que terminará olvidándome mañana, cuando se despierte con otro.

This entry was posted on lunes, 15 de noviembre de 2010 and is filed under ,,,,,,,,,,. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

Leave a Reply

Alegrame un rato. Puedes hacerlo escribiendo una chorrada aquí: